01/10/2011, Sábado de la XXVI semana de T. Ordinario – Santa Teresa de Lisieux

Lectura del libro de Baruc (4, 5-12. 27-29)

Ánimo, pueblo mío, que llevas el nombre de Israel. Os vendieron a los gentiles, pero no para ser aniquilados; por la cólera de Dios contra vosotros os entregaron a vuestros enemigos, porque irritasteis a vuestro Creador, sacrificando a demonios y no a Dios; os olvidasteis del Señor eterno que os había criado, y afligisteis a Jerusalén que os sustentó. Cuando ella vio que el castigo de Dios se avecinaba dijo: «Escuchad, habitantes de Sión, Dios me ha enviado una pena terrible: vi cómo el Eterno desterraba a mis hijos e hijas; yo los crié con alegría, los despedí con lágrimas de pena. Que nadie se alegre viendo a esta viuda abandonada de todos. Si estoy desierta, es por los pecados de mis hijos, que se apartaron de la ley de Dios. Animo, hijos, gritad a Dios, que el que os castigó se acordará de vosotros. Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, volveos a buscarlo con redoblado empeño. El que os mandó las desgracias os mandará el gozo eterno de vuestra salvación.»

Salmo responsorial (Sal 68, 33-35. 36-37)
R. El Señor escucha a sus pobres.

Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. R.

El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 17-24)

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: -«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.» Él les contestó: -«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.» En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: -«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. SI, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.» Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: -«¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. »

1 octubre 2011, sábado de la XXVI semana de T. O. – Santa Teresa de Lisieux – Puntos de oración

1. Un día lleno de motivaciones

Comienza el mes de las misiones, el mes del Rosario, y en Perú el Mes Morado, el Señor de los Milagros. Pero para reforzar todo es la fiesta de Santa Teresita, cuyas reliquias están recorriendo Perú, y, además el aniversario de la partida para el Cielo de nuestro Padre Morales.

Donde halle gracia, allí me detengo, que diría san Ignacio. Así que tranquilo, descansa y goza en el Señor y como dice la primera lectura Libro de Baruc 4,5-12.27-29, sé consciente “¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel!” Sí, tú eres un memorial viviente. Y con el Salmo 69(68), “que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor”. Dar gracias al Señor por darme vida, por estar buscando día a día al Señor, y me alegro. Bastaría con verte para recordar a los demás que Dios existe, como ha sucedido con los grandes santos del siglo XX, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II, “memoriales vivientes de Dios”.

2. Aniversario del Siervo de Dios P. Morales. En este día tan entrañable, íntimo, bueno es agradecer por el gran don de nuestro fundador. Su pasión por Cristo, su ternura por la Virgen, su fidelidad a la Iglesia, su compromiso con la nueva evangelización, especialmente entre los laicos, particularmente jóvenes.

Saborear tantas jaculatorias que nos compartió: ¡Arrástrame de la tierra, llévanos al Cielo! ¡Señor que vea! ¡Madrecita, que te mire, que me deje mirar! ¡Tus ojos para mirar a Jesús, tus oídos para escucharle, tu corazón para amarle!

3. San Lucas 10,17-24. “No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo". Que es decir: da lo mismo lo que hagas o no hagas, digas o no digas, TÚ ERES HIJO DE DIOS, TÚ ERES OTRO CRISTO. Benedicto XVI usa con frecuencia en la obra “Jesús de Nazaret” el término “personalidad corporativa”, o lo que los padres de la Iglesia decían “Cristo total”, yo soy Cristo, yo soy ungido. Yo soy el polvo y anhelo puestos en perpetua guerra, soy un trocito de tierra que tiene anhelos de cielo; más todavía: yo soy Cielo en la tierra. Gracias, Señor, por elegirme; gracias, como Teresita te digo: en todo Amar, en todo Servir (sufrir) y siempre sonreír.

30/09/2011, Viernes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Baruc (1, 15-22)

Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo, y a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén, a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres; porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos habla dado. Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados, los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro Dios, reprueba.

Salmo responsorial (Sal 78, 1-2. 3-5. 8. 9)
R. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre.

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo, han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R.

Derramaron su sangre como agua en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado? ¿Arderá como fuego tu cólera? R.

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. R.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 13-16)

En aquel tiempo, dijo Jesús: -«¡Ay de ti, Corozain; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mi me escucha; quien a vosotros os rechaza a mi me rechaza; y quien me rechaza a mi rechaza al que me ha enviado.»

30 septiembre 2011, Viernes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy la Iglesia celebra la figura de San Jerónimo. Como dijo el Papa Benedicto XVI: “un Padre de la Iglesia que puso la Biblia en el centro de su vida”. ¿Y qué podemos aprender nosotros hoy de San Jerónimo? se pregunta el Papa. Pues que no debemos leer la Escritura como una palabra del pasado, sino como la Palabra de Dios que se dirige hoy a nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere decir el Señor, a ti y a mí, aquí y ahora.

Por otra parte, parece que todas las lecturas de este día son una especie de letanía de lamentaciones. En la lectura del Antiguo Testamento, el pueblo se lamenta por haber rechazado los mandatos de Dios. En la lectura del Evangelio, el Señor se lamenta por haber visto rechazada su Palabra y minusvaloradas sus acciones.

Estos días, se me ocurría relacionar estas dos ideas con lo vivido por muchos de nosotros en la Jornada Mundial de la Juventud. Pensaba que lo que vivimos allí (algunos muy de cerca) era la proclamación de la Palabra de Dios para la juventud del S. XXI, es decir, para ti y para mí. Era la manifestación de la acción de Dios a través de un montón de experiencias, personas, providencias, sufrimientos y también rostros. Benedicto XVI es la persona enviada por Dios para explicarnos a los jóvenes de hoy la Palabra que San Jerónimo con tanta devoción estudió y meditó. La palabra de Dios trasciende los tiempos y se dirige también a nosotros con un mensaje para cada uno, un mensaje personal, un mensaje que transforma.

Que no tengamos que lamentarnos nosotros por haber dejado caer en el olvido esta Palabra de vida. Que si en otras ciudades del mundo “se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido” nos dice el Evangelio. En este sentido la JMJ es un punto de partida, es un Pentecostés. Es el comienzo de una nueva etapa para la juventud española, es un fruto que hay que madurar. Hay que evitar que caiga en el olvido. Tengamos en cuenta que la rutina del curso que comienza pronto quiere enterrar lo vivido. Los discursos del Papa, las gracias recibidas, son una siembra que ahora tiene que fructificar.

Que la Virgen María, que “meditaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón” nos ayude a hacer vida la Palabra leída, escuchada y meditada.

29/09/2011, Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Lectura de la profecía de Daniel (7, 9-10. 13-14)

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial (Sal 137, 1-2a. 2b-3. 4-5. 7c-8)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (1, 47-51)

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: -«¿De qué me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: -«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

29 septiembre 2011, Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael – Puntos de oración

Hoy celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Si los ángeles son servidores y mensajeros de Dios, los arcángeles son aquellos que tienen una misión muy especial, anunciando cosas de gran trascendencia en la historia de la salvación. Por eso tienen un nombre propio que designa su misión. Vamos a conocer lo que significa cada uno y a pedirle que nos ayude conforme a ese papel que juegan en la providencia con la que Dios nos guía y ayuda.

“¿Quién como Dios?”
Es la enseña,
Es el grito de Miguel
Y el orgullo de Luzbel
Al abismo se despeña.

El nombre de Miguel significa “¿Quién como Dios?”, pues le encargó de precipitar en el abismo la soberbia de aquél ángel que apropiándose de su belleza pretendió se semejante a Dios. Se le representa luchando contra el demonio y la Iglesia le invoca para que le defienda de los ataques del diablo. Es frecuente que su imagen esté en la parte interior de los tornos y puertas de los monasterios de clausura como queriendo impedir que el Maligno entre a turbar a sus moradores. Podemos pedirle que nos ayude a defendernos de los engaños del insidioso enemigo de nuestras almas y que nos enseñe a guardar las puertas de nuestros sentidos para nada malo entre a turbar la paz de nuestros corazones.

Gabriel trae la embajada
Divina y le lleva al Padre
El “sí” de la Virgen Madre,
Del sol de Cristo, alborada.

Gabriel significa “Fortaleza de Dios”, porque anunció la María la encarnación de Aquél que en la humildad de nuestra carne habría de ser el Príncipe de la Paz que mostrara la victoria de Dios sobre el mal a todos los pueblos. A él le pedimos que siga llamando a las puertas de nuestros corazones y llevando a Dios el “sí” de muchas almas en las que Cristo siga encarnándose para llegar a todos los hombres.

Por la ruta verdadera
Rafael nos encamina
Y nos da la medicina
Que cura nuestra ceguera.

El arcángel Rafael curo al ceguera de Tobías y guió a su hijo en el viaje que emprendió para tomar esposa y buscar la curación de su padre. Su nombre significa “Dios cura” o “medicina de Dios”. A él le podemos pedir que nos guíe en nuestro caminar para que experimentemos la Providencia amorosa de Dios en el cumplimiento de nuestras tareas y en todos los viajes que emprendamos. También le encomendamos a nuestros guías y directores espirituales para que sepan guiarnos y curarnos de nuestras cegueras interiores.

Gracias, Señor, por tu ayuda y protección a través de tus ministros del cielo.

28/09/2011, Miércoles de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Nehemías (2,1-8)

Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste. El rey me preguntó: «¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.» Me llevé un susto, pero contesté al rey: «Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas consumidas por el fuego?» El rey me dijo: «¿Qué es lo que pretendes?» Me encomendé al Dios del cielo y respondí: «Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.» El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: «¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?» Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir. Pero añadí: «Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela de templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.» Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo.

Salmo responsorial (Sal 136,1-2.3.4-5.6)
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti

Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. R/.

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión.» R/.

¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62)

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

28 octubre 2011, miércoles de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Ofrecimiento de obras: Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de su Divina Majestad. ¡Señor, quiero militar bajo tu bandera!

Composición de lugar: Delante del Rey de Reyes, bajo cuya bandera quiero militar. Y como Nehemías a Artajerjes, me dejo preguntar por él: ¿Qué te pasa que tienes mala cara? Veo a Rey gran gracioso y poderoso que me pregunta a mí, pobre hombre, joven todavía, que todavía dudo de si decirle sí del todo o sólo a medias.

Meditación: Y una vez repuesto del susto de que me haya preguntado a mí, me pongo a reflexionar meditativamente antes de contestar. ¿Qué es exactamente lo que me entristece a mí?: puede ser una mala nota, puede ser un dolor de muelas, puede ser un desengaño…Nehemías respondió al rey que lo que le tenía triste no era un problema personal, sino el celo por templo de Israel que estaba destruido. Pienso un poco más en mí mismo, me meto dentro de mi corazón y analizo mis sentimientos: ¿Me preocupa a mí la Iglesia? ¿Me preocupa que haya todavía millones de jóvenes que no conocen a Cristo? ¿Me entristece ver a otros coetáneos hundidos en las más abominables miserias y pecados? ¿Me entristece que se haga mofa de la religión y de los hombres religiosos?

Coloquio: Ahora me pongo a hablar con mi Rey, contestando lo que haya sacado de mi corazón. Le digo que así soy yo, un pobre rácano que sólo piensa en sí mismo. Le digo que, a partir de ahora, quiero vivir más preocupado por las cosas del Padre. Le digo que me ayude a abrir más mi corazón, que lo haga grande y generoso. Le digo que tengo grandes deseos de amarle y de seguirle, pero que no me veo con fuerzas. Le digo…

Pero como se trata de un coloquio… Le escucho también. Le pregunto qué es lo que le entristece a él; y le escucho. Le pregunto qué es lo que más le gusta de mi corazón y lo que menos; y le escucho. Le pregunto si me permitiría seguirle todo lo cerca que pueda como el discípulo del evangelio; y le escucho. Le pregunto…; y le escucho.

Oración final: ¡Señor, quiero seguir bajo tu bandera! Ya sé algo más de lo que me espera: sé que viviré sin nido y sin madriguera, sin lugar donde reclinar la cabeza, pero me reitero en mi intención; sé que me pides un seguimiento exigente, pero yo me ocuparé de tus cosas y tú te ocuparas de mí, de mi familia, de enterrar a mis muertos…; sé que yo no valgo nada, pero que tú me puedes hacer válido para el reino de Dios, prometo, con tu ayuda no echar la mirada hacia atrás. Amén.

26/09/2011, Martes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (8, 20-23)

Así dice el Señor de los ejércitos: «Todavía vendrán pueblos y vecinos de ciudades populosas; los de una ciudad irán a los de otra y les dirán: "Vamos a aplacar al Señor." "Yo voy contigo a visitar al Señor de los ejércitos." Así vendrán pueblos numerosos y naciones poderosas a visitar al Señor de los ejércitos en Jerusalén y a aplacar al Señor. Así dice el Señor de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera agarrarán a un judío por la orla del manto y le dirán: "Vamos con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros."»

Salmo responsorial (Sal 86, 1-3.4-5.6-7)
R. Dios está con nosotros.

Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.» R.

Se dirá de Sión: «Uno, por uno todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.» R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 51-56)

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: -«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.

27 septiembre 2011, martes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Este mes es el mes de la Biblia unido a la memoria de san Jerónimo que se dedicó gran parte de su vida a los estudios bíblicos por encargo del papa san Dámaso. La Lectura de la Biblia debe estar siempre presente en nuestra vida; nuestra oración será auténtica si se inspira en la Biblia como lo está toda la oración de la Iglesia.

La Biblia nos habla del amor de Dios por los hombres. La primera lectura de este día pone de relieva como el Antiguo Testamento se fue abriendo al universalismo. Todos los hombres se sienten llamados a conocer a Dios. La Iglesia es la nueva Jerusalén que congrega a todos los pueblos de la tierra: “contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles”.

El evangelista san Lucas centra su obra en Jerusalén “Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”. Jerusalén es la plenitud de su misión y el inicio de la misión de la Iglesia que se relata en su segunda obra los Hechos de los apóstoles. En Jerusalén Jesús se ofrece por la salvación del mundo y su sacrificio es aceptado en su resurrección. Esa salvación llegará también a los samaritanos (él es el salvador del mundo” Jn 4,42)

Los “hijos del trueno” se dejan llevar de un celo desmedido y Jesús les regaña. Pidamos hoy nosotros a Jesús tener sus mismos sentimientos para no dejarnos llevar de los nuestros. Pidamos entrar en los designios misteriosos y salvadores de Dios para que nuestra oración y apostolado sean coherentes con la obra de la Iglesia, sacramento universal de salvación, signo e instrumento de la gracia de Dios.

26/09/2011, Lunes de la XXVI semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (8, 1-8)

En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: «Así dice el Señor de los ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor: Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas, hombres que, de viejos, se apoyan en bastones. Las calles de Jerusalén se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también imposible a mis ojos? -oráculo del Señor de los ejércitos-. Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»

Salmo responsorial (Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23)
R. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.

Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros, su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 46-50)

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: -«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mi; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.» Juan tomó la palabra y dijo: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.» Jesús le respondió: -«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro. »

26 septiembre 2011, lunes de la XXVI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

PRIMERA LECTURA: Zacarías fue uno de los profetas que hablaron en los tiempos de la vuelta del destierro de Babilonia. Leemos en el texto cinco breves oráculos -cada uno empieza: "así dice el Señor"- llenos de esperanza, porque reflejan que Dios ama a Sión de forma apasionada.

Dios ha decidido liberar a su pueblo y renovar la Alianza: "ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios" y por lo mismo la escena que dibuja de la nueva Jerusalén es expresiva: en sus calles volverán a sentarse los ancianos a tomar el sol y volverán a jugar los niños y jóvenes llenos de alegría.

Dios tiene siempre proyectos salvadores, proyectos de vida y renovación. Siempre está dispuesto a empezar de nuevo y nos invita a que también nosotros colaboremos. Nosotros, los cristianos, también experimentamos la bendición de Dios y con mayor motivo, porque la Nueva Alianza que Dios nos ha ofrecido en su Hijo Jesús todavía nos llena de mayor alegría y nos exige a la vez un mayor compromiso. Para nosotros tienen mayor sentido las palabras de Dios: “Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia”. Este optimismo del profeta nos tiene que llenar en nuestra oración; en nuestro caso Dios nos ha entregado por amor a su mismo Hijo, y nos prepara para la vida en la Jerusalén celestial, empezando ya aquí en esta tierra.

EVANGELIO: Jesús, adivinando lo que pensaban...Se trataba de un debate interior, según san Lucas... Nos puede ayudar el pensar, si tal vez, los discípulos rumiaran interiormente sus sueños gloriosos y saboreasen los triunfos futuros, discutiendo sobre quién era el más importante... y a Jesús, que adivina sus pensamientos y los pone de manifiesto.

Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:

-«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mi; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado.

El más pequeño de vosotros es el más importante.». Pensemos en nuestra oración, cómo nos gustaría ser ese chiquillo, ese niño, cogido por la mano de Jesús." El sitio de honor "a su lado" Jesús lo reserva para el más pequeño.

El que quiera ser el mayor... que se ponga al servicio de los más pequeños, que dedique su tiempo a recibir a los más pobres.

Jesús de pie con "un niñito a su lado". ¿Cómo traduciré este icono en mi vida concreta, en mi propia conducta? Señor, ayúdame a que no me agraden las acciones deslumbrantes, sino a encontrar mi alegría en lo "cotidiano" en las pequeñas cosas ordinarias.

-Pues el más pequeño entre todos vosotros, ¡ese es el mayor!

Y la segunda parte de la escena: También tenemos la tendencia que aquí muestra Juan, el discípulo preferido: los celos.

Nos creemos los únicos, los que tienen la exclusiva y el monopolio del bien. Algo parecido pasó en el AT (cf. Nm 11), cuando Josué, el fiel lugarteniente de Moisés, quiso castigar a los que "profetizaban" sin haber estado en la reunión constituyente, y Moisés, de corazón mucho más amplio, le tuvo que calmar, afirmando que ojalá todos profetizaran.

¿Tenemos un corazón abierto o mezquino? ¿Sabemos alegrarnos o más bien reaccionamos con envidia cuando vemos que otros tienen algún éxito? No tenemos la exclusiva. Lo importante es que se haga el bien, que la evangelización vaya adelante: no que se hable de nosotros. No se trata de "quedar bien", sino de "hacer el bien".

Oración final:

Dios todopoderoso, confírmanos en la fe de los misterios que celebramos, y, pues confesamos a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y hombre verdadero, te rogamos que por la fuerza salvadora de su resurrección merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

25/09/2011, Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ezequiel (18, 25-28)

Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»

Salmo responsorial (Sal 24, 4bc-5. 6-7. 8-9)
R. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 1-11)

Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21, 28-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: -«El primero.» Jesús les dijo: -«Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.

25 septiembre 2011, domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

1. Introducción:

Copio a continuación unas líneas de lo que escribe D. David Amado Fernández en Magnificat, para comentar el evangelio de este domingo y que me parece muy oportuno e interesante:

“La parábola de los dos hijos nos lleva a preguntarnos qué tipo de respuesta damos a Cristo. Hay personas que siempre contestan de modo agradable a quienes les preguntan porque es una manera de quitarse un problema de encima, al menos de momento. Se trata de decir lo que esperan de nosotros, sin ser a veces siquiera conscientes de lo que se nos ha pedido. También, en ocasiones, respondemos con una negativa, como el hijo de la parábola, porque en tal momento nos molesta que nos interrumpan o no nos apetece hacer lo que nos piden. Pero esa respuesta nos deja intranquilos y, dándole vueltas en nuestro interior, recapacitamos y cambiamos la actitud.

Comentando este texto, el beato Newman señalaba que precisamente la diferencia entre los dos hermanos es que uno medita sobre lo que se le ha pedido y cambia así de actitud. Con este ejemplo, el beato denunciaba un cristianismo rutinario en el que se pronuncian frases sin tener en cuenta su sentido y que acaba conduciendo a la hipocresía o a la ruptura entre lo confesado con los labios y lo vivido. Podemos pensar en las oraciones que recitamos a diario o en las que pronunciemos hoy en la celebración de la santa Misa. En todas ellas decimos cosas relevantes y, aunque sea difícil fijarse en todo, podemos pronunciarlas con mayor o menor atención y sinceridad. Meditando la parábola, vemos que el hijo que dijo «no» mantenía una relación verdadera con su padre. Respondió de aquella manera movido por su instinto, por su deseo de contradecir, su enfado o por cualquier otro motivo. Pero, la voz de su padre siguió resonando en su interior y le llevó a cambiar de parecer. No dejaba de ser la palabra de su padre y él se reconocía como hijo. Por el contrario, el muchacho que respondió afirmativamente para no cumplir su palabra no tenía verdadero respeto a su padre. Había aprendido a vivir sin grandes emociones y evitando el conflicto. Su corazón no estaba para soportar nuevas exigencias ni tampoco para plantearse a fondo la relación con su padre. Aplicada al cristianismo, podríamos decir que esta última actitud trata de dejar a Dios en un lugar eminente pero para no hacerle caso, como si se quisiera así mantenerlo apartado a base de algunas fórmulas por las que la vida cristiana queda reducida a un formalismo exterior que no genera contradicción ni exigencia.”

2. Oración preparatoria hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en pie en presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)

3. Petición: que responda a las exigencias de mi vocación bautismal como Dios quiere, sin rutinas y en verdadero diálogo con el Padre en la oración buscando siempre su voluntad.

4. Composición de lugar: imaginar a Jesús que predica ante los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo.

5. Materia de la oración: meditar en el evangelio, en lo que más nos haya llamado la atención. Volver a leerlo despacio si nos despistamos. Repetir mentalmente alguna estrofa

del salmo 24;: “Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas”

6. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría o salve a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de Dios, que Le conozca, que Le ame, que Le siga.”

7. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

24/09/2011, Sábado de la XXV semana del Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Zacarías (2, 5-9. 14-15a)

Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté -«¿Adónde vas?» Me contestó: -«A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud». Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, diciéndole: -«Corre a decirle a aquel muchacho: “Por la multitud de hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella -oráculo del Señor-”». «Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti -oráculo del Señor-. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti».

Salmo responsorial (Jr 31, 10. 11-12ab. 13)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciada en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño». R.

«Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 43b-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: -«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres». Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

24 septiembre 2011, sábado de la XXV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El texto del evangelio de hoy es muy breve, tan solo versículo y medio, pero está lleno de contenido y nos ayudará a orientar nuestra oración de hoy. Comencemos pidiendo al Espíritu Santo luz para que nos haga entender el sentido de esta Palabra de Dios y fortaleza para que nos disponga a ponerla en práctica.

1. El contexto: “entre la admiración general por lo que hacía...”. ¿Qué hacía Jesús? San Pedro lo resume en una palabra: “Pasó haciendo el bien” (Act 10, 38). Y lo hacía con autoridad (los fariseos, evidenciando así la ceguera que les dominaba, le recriminarán: “¿quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?” -Mc 11, 27-), a través de signos prodigiosos. Precisamente antes del texto que consideramos Jesús acababa de curar a un muchacho con un espíritu inmundo, y como resultado “todos quedaban estupefactos ante la grandeza de Dios”. ¿Y nosotros? ¿Cómo quedamos cuando vemos la acción de Dios en nosotros y en los demás? ¿Indiferentes, admirados, estupefactos?

2. El mensaje: al Hijo del hombre lo van a entregar”. El sufrimiento, el camino de la cruz, la humillación, es un mensaje que nos cuesta enormemente comprender. Como los apóstoles, no entendemos este lenguaje, nos resulta tan oscuro que no cogemos el sentido, y además, nos da miedo preguntar al Señor sobre el asunto. Él lo sabe, y aplica con los apóstoles y con nosotros su pedagogía. Primero, repetir, repetir, repetir (como decía el P. Morales). De hecho, es la segunda vez en el mismo capítulo que Jesús anuncia su pasión (lo escuchábamos en el evangelio de ayer). En el texto de hoy se trata de un recordatorio, ya que no precisa las circunstancias de su pasión, ni alude a su resurrección. Esa es también la pedagogía que utiliza con nosotros: repetir; sabe que tenemos memoria selectiva, y que tendemos a olvidar enseguida lo que nos cuesta. Y segundo, Jesús anuncia la cruz, cuando los apóstoles experimentan las mieles de la gloria, después del gran milagro. Como escribirá S. Ignacio: “el que está en consolación piense cómo se habrá en la desolación que después vendrá, tomando nuevas fuerzas para entonces” (Regla 10ª, 1ª semana, [323]). ¿Experimentamos esta pedagogía divina en nosotros?

3. Jesús, entregado. Jesús, al decir esto, miraría a Judas y, al verle, se le cubrirían los ojos con una fina capa húmeda. Sentía que uno de los suyos, de sus íntimos, de los que le había dado su Padre, se separaba de la unidad, se alejaba y se revolvía contra él. Jesús nos abrirá su alma en la oración sacerdotal en la Última Cena dirigida al Padre: “Yo los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición” (Jn 17, 12). Para Jesús éste es quizá el trago más amargo de la Pasión: va a ser traicionado, entregado, vendido como un esclavo... por uno de sus íntimos. ¡Cuánto nos duele experimentar en nosotros ese adagio cómico de Les Luthiers: “si aquel que dice ser tu mejor amigo te clava un puñal en la espalda, debes desconfiar de su amistad”! Ahora bien, si a nosotros nos duelen estos puñales, ¿cuál será la repercusión en Jesús de tantos puñales y traiciones? Ahora bien, ¿y nosotros, seguro que no clavamos puñales en la espalda de Jesús o de sus “hermanos más pequeños” (Mt 25, 40)? Pensemos, reconozcámoslo y pidámosle perdón.

4. Jesús, entregado por nosotros. Jesús es entregado, es conducido pasivamente, pero esa entrega obedece a una actitud activa: “por esto me ama mi Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente” (Jn 10, 17-18). Y la culminación y la actualización de esta actitud de entrega al Padre por nosotros es la Eucaristía. En las palabras de la consagración escuchamos: “Tomad y comed todos de él porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros”. Y así se cierra el círculo: cuando somos conscientes de que Jesús pasa haciendo el bien, hasta el punto de entregarse en alimento por nosotros en la Eucaristía, surge en nosotros la misma actitud de los que le contemplaron en Palestina: “todos quedaban estupefactos ante la grandeza de Dios”. ¿Y nosotros, quedamos estupefactos en cada eucaristía que celebramos, en cada visita al sagrario? ¿Quedamos contagiados por la actitud de entrega del Señor, y esta actitud nos lleva a corresponder a su amor con generosidad, y a entregarnos por los demás, aunque ello nos lleve a experimentar la cruz?

Oración final: Santa María, en este sábado, Tú que experimentaste una espada de dolor al quedar asociada a la redención de tu Hijo, enséñanos a descubrirle en cada una de las cruces de nuestra vida, y Tú que te entregaste a tu Hijo sin reservas, desde el Hágase de la Anunciación hasta el Estar de la Cruz, ayúdanos a entregarnos sin miedos a Él en nuestros hermanos.

23/09/2011, Viernes de la XXV Semana Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ageo (1, 15b-2, 9)

El año segundo del reinado de Darlo, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra del Señor por medio del profeta Ageo: «Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: “¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel -oráculo del Señor—, ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero -oráculo del Señor-, a la obra, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los ejércitos-. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo -dice el Señor de los ejércitos-. Mía es la plata y mío es el oro -dice el Señor de los ejércitos-. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero -dice el Señor de los ejércitos-; y en este sitio daré la paz -oráculo del Señor de los ejércitos.-”»

Salmo responsorial (Sal 42, 1. 2. 3. 4)
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado. R.

Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? R.

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la citara, Dios, Dios mío. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 18-22)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:-«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: -«El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. »

23 septiembre 2011, viernes de la XXV Semana Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Ayer, si recordáis, era Herodes quien quería saber quién era Jesús…
Hoy es el mismo Jesús quien pregunta a los suyos sobre su persona…
Es una pregunta doble, hacia fuera y hacia dentro:
“¿Quién dice la gente que soy yo?
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
¿Quién se atreverá a responder..? Por el Evangelio nos consta que fue Pedro, pues tomando la palabra dijo…

Pero vayamos por partes y no nos perdamos algunos detalles importantes, antes de escuchar la respuesta definitiva y total: “El Mesías de Dios.”

TRES CONSIDERACIONES SOBRE LA PERSONA DE JESÚS
1º Jesús ora.
2º Jesús es hombre.
3º Jesús es el Mesías de Dios.

Iº JESÚS ORA.

18. “Una vez que Jesús estaba orando solo…”
1. Me ayuda pensar que Jesús sentía una profunda necesidad de orar.
a. Se encontraba en camino hacia Jerusalén…
b. Allí le esperaba la cruz y la muerte…
c. Y los días subsiguientes traerían notables sufrimientos…

2. También los discípulos necesitaban la fuerza de la oración del Maestro…
a. Ellos también encararían la cruz…
b. Necesitarían una gracia especial de discernimiento…
c. Sin oración imposible acertar…

3. Y nosotros teníamos que aprender tres grandes lecciones para nuestra vida:
a. Ante decisiones importantes debemos orar.
i. “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” (Mt.7,7).
b. Debemos orar también por los otros, para que tengan la gracia del discernimiento a la hora de tomar decisiones.
i. “Siempre en oración y súplica, orad en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y suplicando por todos los santos.” (Ef.6,18).
c. La oración es la fuente de la fuerza que necesitamos para afrontar todo sufrimiento.
i. “Del mismo modo, el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos infefables.” (Rom. 8,26).
IIº JESÚS ES HOMBRE

18. Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
-«¿Quién dice la gente que soy yo?»
19. Ellos contestaron: -«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
1. La escena bien puede mostrarnos que Jesús se encuentra orando, un tanto apartado del grupo de sus discípulos, que de apronto deja de orar, se incorpora y camina hacia donde está el agrupo, y de inmediato les pregunta… ¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Por qué hizo Jesús esta pregunta?

a. El concepto que los discípulos tenían del Mesías, como la mayoría de los hombres de su tiempo, tenía que ser corregido.
i. Algunos pensaban que Jesús era como Juan Bautista, es decir, el precursor, el antecesor del Mesías…
ii. Algunos creían que Jesús era Elías. Es decir el mayor de los profetas y maestros de todos los tiempos.
iii. Y algunos creían que Jesús era uno de los profetas antiguos, que había vuelto a vida…

b. Estas falsas concepciones de Jesús también se dan en todas las generaciones.
i. El concepto de que Jesús solamente era un hombre justo, martirizado por causa de su fe, es actual…
ii. Que fuera una de los grandes maestros y profetas que se dan en casi todos los tiempos…, también…
iii. O alguien que nos reveló algunas cosas importantes a cerca de la Religión o de Dios mismo ¿por qué no…?

c. Es ahora cuando el Señor les hace la pregunta que determina la salvación del hombre.., la pregunta más significativa que se nos haya podido hacer…
IIIº JESÚS ES EL MESÍAS DE DIOS

20. Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: -«El Mesías de Dios.»
21. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
22. Y añadió: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. »
1. “y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” El “vosotros” es enfático.
a. La pregunta era muy personal, incluso podía ofender a algunos… Pero Jesús quería que fuese personal, para que la respuesta estuviera a la misma altura…

b. La respuesta fue inmediata y enérgica: “El Mesías de Dios”
i. Pedro fue el vocero de todos…
ii. Era una declaración poderosa…
c. La respuesta fue de profundo significado, puesto que Jesús era “el Cristo” es decir, “el Mesías”, el Ungido de Dios.

2. La pregunta se nos repite, hoy y siempre, también a nosotros, y tenemos que estar preparados para la respuesta.
a. ¿Quién es Jesús para ti…?
b. ¿Sabes quien es Jesús…?
c. ¿De verdad que lo sabes…?

3. Pues si lo sabemos debemos estar preparados para ir en contra de la opinión pública, y expresar abiertamente la convicción que es contraria a las masas. En el mejor sentido de la palabra, el creyente debe estar dispuesto a levantarse osadamente a favor de la verdad que es Cristo.
a. Juan Pablo II nos exhortaba a mantener siempre viva esta fe:
i. “Hemos, pues, de confesar a Cristo ante la historia y ante el mundo con convicción profunda, sentida, vivida, como lo confesó Pedro: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.
ii. Esta es la Buena Noticia, en un cierto sentido, única: La Iglesia vive por ella y para ella, así como saca de ella todo lo que tiene que ofrecer a los hombres, sin distinción alguna de nación, cultura, raza, tiempo, edad, o condición…
iii. Este es el único Evangelio y “aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto, ¡sea anatema”, como escribía con palabras bien claras S. Pablo en su carta a los Gálatas 1,6.” (Discurso del Papa en la apertura de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla 1979).

b. Tenemos que dar infinitas gracias al Señor, porque él también nos ha hecho partícipes de la revelación del Padre a Simón.
 

22/09/2011, Jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Comienzo de la profecía de Ageo (1, 1-8)

El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: «Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."» La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora -dice el Señor de los ejércitos meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria -dice el Señor-.»

Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 7-9)

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que habla aparecido Elías, y otros que habla vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenla ganas de ver a Jesús.

22 septiembre 2011, jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna”.

Esta es la oración que el sacerdote dirige a Dios Padre por Jesucristo antes de comenzar la liturgia de la Palabra. Recoge las intenciones de los fieles, y marca un camino de oración que nos puede ayudar en nuestra vida.

Esta semana XXV se dice sólo el domingo, día 18, y el jueves 22, ya que los demás días se celebra a diferentes santos y la oración es distinta.

Por eso os propongo para el rato de oración saborearla despacio, si es que el domingo no nos fijamos en ella.

Un resumen podría ser: La plenitud está en el amor, en la entrega, en abrirse al amor de Dios.

Nos esforzamos por vencer las tentaciones, por superar nuestros defectos, y vemos que nos supera nuestra debilidad. Ponemos en ser impecables y perfectos la plenitud, y no es eso.

La plenitud está en dejarse amar por Dios, y de ahí saldrán las fuerzas para seguir luchando, para no cansarse de volver a empezar, cuando caigamos o nos veamos envueltos en nuestros defectos.

En esta oración se pide a Dios que nos conceda cumplir sus mandamientos. ¿Lo hacemos? ¿Le pedimos que nos lo conceda? ¿Estamos convencidos de que si él no nos da ese regalo, nosotros con nuestras fuerzas nada podemos? ¿O acaso nos empeñamos en cumplir los mandamientos, para después dejarnos amar por Dios –Dios me ama si soy bueno-?

En el evangelio de hoy se nos dice que Herodes no sabía a qué atenerse respecto a Jesús. Se preguntaba: “¿Quién es este?” Y tenía ganas de verlo.

Pero el Señor sólo se puede ver, detectar, conocer, si se es limpio de corazón.

La petición de la oración de la misa, “concédenos cumplir tus mandamientos”, se podría también expresar como: “danos un corazón limpio”, que sepa descubrir tu amor, que sepa “verte” en todo, en todos y siempre.

Herodes no pudo ver a Jesús, incluso cuando lo tuvo delante, enviado por Pilato, en la mañana del Viernes Santo. No supo descubrir en él alguien por el que merecía la pena luchar; al contrario, lo consideró un loco y se tomo a mal su silencio, de tal modo que, despechado, se lo devolvió a Pilato.

Quien ha descubierto el amor de Cristo, lleno de verdadero amor, desea verlo en todo, y lo ve. Y se cumple lo que nos dijo en el Evangelio: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

Pidamos al Señor, por intercesión de su Madre, que una vez descubierto el rostro de Cristo, saboreado en la oración, convencidos del gran amor con que nos ama, cumplamos sus mandamientos, amemos al prójimo como Él nos amó, y “lleguemos así a la vida eterna”.

Como nos dice la primera lectura, del profeta Ageo, no caigamos en el activismo de pensar que no necesitamos dedicar tiempo al Señor, contemplar su rostro en la intimidad de la oración. Él se refiere a que los judíos pensaban que con hacerse su “casa” era suficiente. Dios no necesitaba una “casa”. Y les exhortaba a meditar su situación: “sembrasteis mucho y cosechasteis poco,…”

Nuestros esfuerzos por ser mejores, por ser apóstoles, por llevar adelante nuestros proyectos apostólicos, serán inútiles si no ponemos a Jesucristo en el centro. Si no descubrimos, en momentos tranquilos de silencio, su rostro, su presencia. Si no le construimos una casa en nuestro corazón.

21/09/2011, San Mateo Apóstol

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 1-7. 11-13)

Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vinculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Salmo responsorial (Sal 18, 2-3. 4-5)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los limites del orbe su lenguaje. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9, 9-13)

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: -«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: -«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. »

21 septiembre 2011, San Mateo Apóstol – Puntos de oración

Hoy es la fiesta de un apóstol, San Mateo. Esto siempre es una llamada a volver la vista a los orígenes, y de allí mirar con agradecimiento el don de la Iglesia.

Petición: Comenzamos pidiendo al Señor un corazón enamorado de su Iglesia.

Ideas: La primera lectura nos enseña que todos formamos parte de una sola Iglesia con distintas funciones: unos apóstoles (como san mateo, o como todos los obispos que le han sucedido), otros profetas que proclaman en nuestro mundo, a veces a contrapelo, cómo ha de ser la sociedad según el corazón de Dios, otros pastores para enseñar…

  • Señor, ¿qué quieres tú de mí? ¿Qué don me has dado para poner al servicio de tu Iglesia? ¿Cómo puedo hacerlo ya fructificar y cultivar? ¿O sigo siendo de esos que miran desde la barrera y piensan que la Iglesia son otros (los curas y las monjas) que son los que la sacan adelante y yo con ir a misa ya cumplo?
  • ¿Y en esta pequeña parte de la Iglesia que es su Milicia de Santa María? ¿Tiro del carro o me quedo mirando y me contento con ir a algunas actividades? ¿Cómo me pongo al servicio de los demás?
  • Entonces siento en mí el recuerdo agradecido de Mateo, aquel pecador de corazón grande e impulsivo, que con sólo cruzar su mirada con la de Jesús se decidió a dejarlo todo y seguirle. Y me pregunto, ¿y yo? ¿qué me ata todavía? ¿qué es lo que me da miedo dejar para seguir a Jesús?
  • Y recuerdo agradecido a mis pastores, especialmente a mi obispo. Y siento que ese hombre concreto también dejó todo por seguir a Jesús. Y que en él está la línea de continuidad que me une con aquellos primeros apóstoles y, en definitiva, con Jesús. Y pido por él, para que sea fiel a Jesús y para que el Señor le dé fuerzas para cumplir su misión.
  • Concluyo con un coloquio con Jesús, con el que me cruzo la mirada y siento que me pide que le siga. ¿Qué respondo? ¿Qué le digo?

20/09/2011, Martes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Esdras (6, 7-8. 12b. 14-20)

En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío. » De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el día tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes ., levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.

Salmo responsorial (21, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada corno ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, R.

según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, l9-21)

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: -«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: -«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

20 septiembre 2011, Martes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

La primera lectura nos habla de un momento muy importante para el pueblo judío, la reconstrucción del templo, centro de la vida espiritual. Nos lleva a pensar cómo está el templo de mi alma. Quizá esté un poco abandonado, con polvo y sin vanos que dejen entrar la luz. Es posible que quizá tenga algo susceptible de mejora. Sea como fuere para que mi cuerpo sea verdaderamente templo del Espíritu tengo que dedicarle algo de tiempo. Con tantas cosas “importantes” que tenemos que hacer se nos pueda olvidar pasar la mopa a nuestra estancia más sagrada.

La memoria de los mártires de Corea es una llamada a recuperar lo verdaderamente importante, a aquello por lo que se puede dar la vida. Que el ejemplo de la respuesta heroica de estos mártires nos cuestione nuestra pasión por Jesucristo y por llevar la Luz a los que viven en oscuridad. Cuántos jóvenes de la edad de Andrés Kim Taegon (25) estarían dispuestos a dar la vida por su fe… Para situarse en esta honda el evangelio nos da la pista: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.

19/09/2011, Lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Comienzo del libro de Esdras (1, 1-6)

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que habla anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: «Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén." » Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

Salmo responsorial (Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6)
R. El Señor ha estado grande con nosotros.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 16-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

19 septiembre 2011, lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Nos colocamos en la presencia del Señor acompañados de Santa María, que en este mes de Septiembre celebramos varias fiestas en su honor.

Este primer paso de caldear el alma para la conversación amorosa con Dios es de vital importancia. Por eso no debe importarnos el dedicar un espacio de tiempo todo lo amplio que necesite cada uno hasta “sintonizar” con nuestro Padre.

Según se nos indica en la primera lectura de este día, el pueblo de Israel, que estaba deportado en Persia, fue invitado por Ciro a regresar a su tierra para reconstruir el Templo de Jerusalén.

Este es un dato que nos llena de esperanza, lo mismo que les pasó a los israelitas. Estaban hundidos y desalentados por la deportación. Para ellos todo era oscuridad, hasta que, de pronto, el Señor cambió la suerte de Sión, tanto que les parecía soñar, y la boca se les llenaba de cantares.

A lo largo de nuestra vida también en nosotros se dan situaciones que reflejan, más o menos, los mismos sentimientos. Pero nunca hemos de desesperar, porque Dios ama a su pueblo y no le abandona a su suerte.

Una invitación a la confianza, sobre todo en la tribulación.

Si esta actitud serena y confiada va creciendo a lo largo de nuestra oración de hoy, nos hará mucho bien en las diversas situaciones de la vida.

Por otra parte, el Evangelio nos invita a ser testigos de la luz, pues ésta no se pone debajo de la cama, sino en alto para que alumbre. Pero surge una pregunta que te brindo para que te la hagas delante del Señor:

¿Cómo puedo ser yo testigo de la luz de Cristo?

Ante la multitud de respuestas que se pueden dar, te ofrezco la que nos marca la primera lectura: confianza ilimitada en la misericordia de Dios, que nunca abandona a los suyos en la tribulación.

Medita estas tres cosas acompañado de María y se abrirá un horizonte nuevo en tu vida:

  • No desesperar nunca en las dificultades.
  • Ser testigo de la luz de Cristo.
  • Confianza ilimitada en la misericordia de Dios.

18/09/2011, Domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9)

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.

Salmo responsorial (Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18)
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1, 20c-24. 27a)

Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mí muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20, 1-16)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: -«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿0 vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

18 septiembre 2011, domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Mt 20, 1-16

Al iniciar la oración, como nos indica san Ignacio, caer en la cuenta de que Dios me está esperando, ponerme en su presencia, escuchar lo que Él quiere decirme y contarle lo que yo tengo en el corazón.

Este pasaje del evangelio de san Mateo vuelve a tratar el tema del dinero, quizás porque su autor fue aquel Leví que recaudaba impuestos. Esta parábola de los viñadores o de los “trabajadores de la última hora” debería titularse la parábola del “amo bondadoso”. La queja de los viñadores contratados al amanecer: “nos tratas a todos igual, a pesar de que somos nosotros los que hemos soportado el bochorno del día…”.

Es importante, subrayar, que la parábola de hoy sigue estando en el contexto de la enseñanza de Jesús en el que describe las características de la comunidad cristiana y cada uno de sus componentes.

Fácilmente tendemos a construirnos un Dios, que es sólo reflejo de nuestras aspiraciones y de nuestros miedos. Sin embargo, como dice hoy el profeta Isaías: Dios es distinto muchas veces de lo que nosotros tendemos a pensar de Él, ya que “mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos”.

Jesús nos presenta hoy un Dios cuyo comportamiento es sorprendente, no comprendemos el comportamiento del dueño de la vid. Nosotros hubiéramos pagado a tantos euros la hora trabajada, pero Jesús nos dice que Dios es diferente, que su forma de actuar es distinta, que sus planes no son nuestros planes.

Jesús se está dirigiendo a sus paisanos que se creían con derechos especiales por pertenecer al pueblo elegido y les está diciendo que los que comiencen a pertenecer al nuevo Pueblo de Dios recibirán un salario similar. Jesús nos dice a todos que nadie llega tarde al Reino de Dios, que a todos acoge la bondad del Padre, que no nos debemos fiar de nuestros méritos como los jornaleros de la primera hora y que el trabajar en la viña del padre es ya el premio, pues el trabajar en la viña que es la Iglesia no es una carga sino un gran premio el estar trabajado con Él y como Él, este es el premio al que debemos aspirar.

Jesús en esta parábola nos está diciendo que para el Amo de la viña, vale más el hombre que trabaja, que el trabajo que realiza, que valora al hombre por lo que es y no por lo que produce, en definitiva que los caminos de Dios distan de los nuestros como el cielo de la tierra y este es el fruto que debemos sacar de un rato de oración, que nuestro camino se junte con el Camino con la Verdad y con la Vida que es Jesús.

17 septiembre 2011, Sábado de la XXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,13-16)

Querido hermano: En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita n una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.

Salmo responsorial (Sal 99, 2. 3. 4. 5)
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 4-15)

En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: -«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno. » Dicho esto, exclamó: -«El que tenga oídos para oír, que oiga.» Entonces le preguntaron los discípulos: -«¿Qué significa esa parábola?» Él les respondió: -«A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.»

17 septiembre 2011, sábado de la XXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Si te has acercado a preparar tu oración de mañana sábado 17 de septiembre y has comenzado leyendo las lecturas, y ahora sigues con las ideas que te pueden ayudar a crecer en tu vida espiritual, estás en el camino seguro porque te abres a la gracia y al don del Espíritu, condición imprescindible para responder siempre haciendo su voluntad. De otra manera, lo que nos indica san Ignacio al entrar en los Ejercicios que debemos haber hecho todos o esperamos hacerlos: “Grande ánimo y liberalidad”. No solo para los Ejercicios, sino para la oración de cada día: Hay que ir con un corazón abierto y generoso a escuchar lo que nos va a decir en ese rato que le dedicamos de forma exclusiva a Él que lo merece todo y todo se lo damos.

1º “Salió el sembrador a sembrar su semilla”. Primero salió. Es necesario salir; salir de nosotros mismos si queremos orar, si le queremos escuchar, olvidarnos de nuestras cosas. Siempre tenemos que estar saliendo, siempre atentos a su voz pues nos habla en cada momento, el único que tiene para hacerlo; pero si nos encuentra distraídos,…El sembrador: la oración es una siembra y quiere poner en nosotros su semilla que es el Reino de los Cielos. Ese Reino que está dentro de nosotros, que está aquí, que no acaba. ¿Cuál es la semilla? Es su Palabra de vida eterna, que no acaba, que nos hace felices, nos transforma, nos convierte en esos hombres nuevos. Y esto cada día, cada momento, en la oración y después en todo lo que tengamos que hacer durante el día.

2º Nos pone cuatro casos donde puede caer la semilla: el camino, las piedras, las zarzas y la tierra buena. Ya sabemos lo que ocurren cada caso y nos calificamos y lo hacemos según nosotros y lo hacemos mal. Tenemos que mirarle a Él que es misericordia infinita y todos los casos los transforma en tierra buena. Somos peores jueces con nosotros mismos. ¡Ay! Si conociéramos su misericordia, el abismo de piedad de su corazón, cuánto cambiaría nuestro ser y avanzaríamos, estando seguros de que es el Señor quien nos lleva de su mano. Es el camino de abandono y confianza por donde la llevó a santa Teresita cuando dice: “Mi camino es de confianza y abandono”. Reconoce que Jesús, le ha concedido la gracia de ver su pequeñez e insignificancia, que no da un paso sin su gracia.

Pide esta gracia para ti, mañana, pon tu tierra abierta sin titubeos, que Él pondrá la semilla y dará el crecimiento y el fruto.

Mira a la Virgen, esa fue su actitud, su disposición puso su tierra y dijo al Señor: “He aquí la esclava, hágase en mí su voluntad”.

3º “El Señor es bueno, su misericordia es eterna”. Entremos por estos caminos sin miedos pues san Agustín dice que Dios ama lo que hace en ti y lo que tú haces lo desprecia pues lleva tanto de ti,…

16 septiembre 2011, Viernes de la XXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,2c-12)

Querido hermano: Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos

Salmo responsorial (Sal 48, 6-8. 9-10. 17-18. 19-20)
R. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

¿Por qué habré de temer los días aciagos, cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia y se jactan de sus inmensas riquezas,
¿si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate? R.

Es tan caro el rescate de la vida, que nunca les bastará para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa. R.

No te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada, su fasto no bajará con él. R.

Aunque en vida se felicitaba: «Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados, que no verán nunca la luz. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 1-3)

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él habla curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

16 septiembre 2011, viernes de la XXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy podemos centrarnos de una manera especial en la primera lectura para hacer nuestro tiempo de oración.

Petición: Comenzamos, como siempre, pidiendo al Señor que todas nuestras acciones, pensamientos, sean para su mayor gloria y alabanza.

Ideas: La primera lectura de hoy nos marca dos modelos de hombre, dos formas de estar en el mundo, que cada día podemos observar simplemente con ver la televisión o leer un periódico.

  • Podríamos en primer lugar, leer la lectura actualizando lo que en ella se dice a nuestro mundo. ¿Podría pensar en situaciones actuales en las que se dé lo que San Pablo aconseja a Timoteo?
    • Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro.
  • ¿Quién habla de cuestiones inútiles y discute sin buscar la verdad basándose sólo en la dialéctica? ¿Puedo ver envidias, polémicas, difamaciones, sospechas malicias, controversias de personas que no buscan la verdad, que creen que la piedad es un negocio? A mí, personalmente enseguida se me ha venido a la cabeza toda la polémica con la JMJ, de lo que costaba, de los enfrentamientos en la calle por parte de indignados, de quienes difaman… Pero seguro que cada uno encontramos situaciones similares en otros…
  • …, o en nosotros mismos. Este sería el siguiente punto a orar. Señor, que no caiga yo e esa trampa. Porque sí, también nosotros podemos caer en la polémica, en la diatriba, en las controversia que no busca la verdad ni se acerca a las personas… ¡Hagamos revisión de vida! Y malo será si no soy capaz de darme cuenta de esos momentos que tengo en la vida de fallos y pecado. ¿O en vedad puedo decir como San Pablo
    • cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta.
  • … o más bien vamos buscando tener cosas y la avaricia y el materialismo se nos mete en el cuerpo? Y es que la vida es un combate, como concluye el apóstol,
    • ‘Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.
  • La vida es milicia, lucha, y de ello hemos hecho profesión ante muchos testigos, un ocho de diciembre, y ante todos los ángeles y santos de la corte celestial, meditando en ejercicios al Rey Eternal. Pidámosle luz y fuerza al Señor para esa lucha en el día de hoy.

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